Si pensamos en momias de inmediato nos vendrán a la imaginación las imágenes de las momias egipcias envueltas en vendas envejecidas por el paso del tiempo, descansando en sus sarcófagos, desde el cual parecen amenazar con una horrible maldición a todo aquel que ose desentrañar su misterio y perturbar su descanso. Esta imagen arquetípica, sin duda es muy limitada, pues hablar de las momias significa adentrarse en una dimensión cultural amplia y compleja.
La práctica de la momificación es universal pues casi todas las diferentes culturas la han practicado a lo largo y ancho del planeta, y la antigüedad de dicha práctica se pierde en la profundidad del tiempo.
Cada cultura eso si ha practicado el embalsamamiento, utilizando técnicas propias, de esa cultura y también la finalidad del acto, su significado último, se basaba en motivos, creencias ,y ideología diferente.
Como veremos mas adelante al hablar de Egipto, es fundamental entender la estrecha relación existente entre las ideas y creencias y las prácticas y conductas rituales.
En Perú la momificación se realiza sustituyendo los tejidos blandos por arcilla, se deshidrataba el cuerpo mediante el fuego, y finalmente se curaba ahumándolo y untándolo con betún.
Los Jíbaros de Brasil hervían las cabezas tras extraer el cerebro, y luego las exponían al humo, desecándolas, de esta manera el espíritu jamás podría abandonar la cabeza y regresar al mundo de los vivos para vengarse.
En Siberia se eviscera el cuerpo y se rellena de musgo y plantas aromaticas congelándolo posteriormente.
En Japón el individuo deja de comer y beber, y se deja morir voluntariamente por deshidratación, acto seguido su cuerpo se entierra por un periodo de tres años, y posteriormente es exhumado
Veamos ahora Egipto y su fascinante cosmovisión.
Los habitantes del Egipto dinástico eran alegres, indolentes y pacíficos pero sobretodo constituían un pueblo extraordinariamente religioso.
Durante el imperio Medio-Tebano el mito de Osiris se democratiza y se admite que la plebe goce de la vida más allá de la muerte.
Osiris dios de la vegetación, muere a manos de su mujer Isis, pero su enamorada esposa Isis, diosa de la fertilidad, arrepentida llora sobre su cadáver lagrimas de plata (que se convirtieron en las estrellas) y junto con unos misteriosos encantamientos consigue resucitarlo, tras lo cual Osiris se convierte en el dios del reino de los muertos.
Este mito, de trascendente significado, se identifica con el culto a los muertos y la inmortalidad del alma.
Cuando alguien muere pasa a la fase de margen, o liminar, mientras su alma es juzgada. El alma del difunto entraba y salía del cadáver durante el tiempo que duraba el juicio, que consistía en pesar su corazón en una balanza, razón por la cual los embalsamadores dejaban este órgano en el interior de las momias, cuando todo terminaba, el alma pasaba a la fase de integración en la vida eterna. La fase de margen era pues de mucha importancia, pues mientras el corazón era juzgado, si el cuerpo entraba en putrefacción el alma no podría regresar a él, para evitar esto se recurría al embalsamamiento y el sarcófago se rodeaba de ofrendas como comida, bebida, y un completo ajuar funerario, que garantizaba el bienestar del difunto.
Según el historiador Herodoto de Halicarnaso (siglo V a.c.) había varias clases de enterramientos que tenían que ver con el poder adquisitivo del finado
Cuando moría un personaje notable las mujeres se embadurnaban el cuerpo con barro y medio desnudas recorrían las calles mostrando su dolor, posteriormente intervenían los embalsamadores, con los que se pactaba el precio por sus servicios, estos evisceraban el cuerpo y lavaban el interior con vino de palmera que alcanza los 70 grados ,después se introducían perfumes, mirra, sustancias secantes y aromáticas, después se sumergía en salitre durante 70 días justos tras los cuales se vendaba el cadáver con tiras de lino untadas con resinas y se introducía en el sarcófago.
En el caso de pactar algo mas económico, se ponían lavativas de aceite de cedro se taponaba el cuerpo y se sumergía en natrón durante los 70 días, pasados estos, se devolvía el cadáver sin hacerle mas cosas, a sus familiares.
La tercera clase, la más económica consistía en sumergir el cuerpo en natrón durante 70 días tras haberlo purgado y después se entregaba a los familiares que lo vestían debidamente.
De esto debemos concluir que la costumbre de la momificación, no es tanto un intento desesperado de negación de la muerte, si no mas bien un acto de afirmación de la vida en su dimensión trascendente y la facilitación del tránsito a la inmortalidad.
Los hallazgos arqueológicos y los análisis posteriores realizados en las momias demuestran que en el proceso de embalsamamiento se utilizaban bálsamos y ungüentos hechos a base de aloe, mirra, mandrágora y morfina (alcaloide derivado de la amapola) entre otros, esta presencia de sustancias alucinógenas son sin duda herencia de las prácticas chamánicas propias de las tribus ni loticas nómadas del Egipto predinástico.
El Chaman utilizaba dichos productos con hierbas medicinales y aromáticas y otras sustancias desconocidas posiblemente importadas, y elaboraban así las llamadas esencias divinas a las que se les reconocía un alto valor terapéutico y afrodisíaco tratando con ellas gran numero de dolencias.
Las esencias divinas y el poder hipnótico de la palabra constituían la base de una medicina que consideraba la dolencia física, como el resultado o síntoma de la perdida de la armonía entre las fuerzas vitales creadoras del espíritu y el cosmos, debido a la intervención de una fuerza o divinidad maligna.
El sacerdote-medico, junto con los remedios terapéuticos mencionados realizaba complejos rituales descritos en el libro de los muertos con el fin de atajar la causa primera, es decir el desorden espiritual y no el síntoma o desorden físico.
En la actualidad los indios Cuna de Panamá, entre otros muchos que podría citar ,aceptan el tratamiento medico ,para aliviar las molestias físicas pero no se consideran curados hasta que interviene el Chaman que trata el desorden espiritual.
Sin duda el remedio mas pintoresco de la farmacopea Egipcia, era El polvo de momia, sus propiedades curativas y afrodisíacas hicieron de el un producto muy codiciado, los médicos árabes y hebreos , aconsejaban su uso para el tratamiento de múltiples dolencias como, cefaleas, amenorrea, melancolía, dolores en general, asma impotencia y un largo etc. y su éxito era tal que se convirtió el un remedio mas codiciado de Europa a la que llego vía Al-Ándalus.
Su indiscutible éxito se debió sin duda a que el pueblo tenia la certeza de que las momias, eran, durante el proceso de embalsamamiento, tratadas con las misteriosas y codiciadas “ Esencias Divinas” antes mencionadas, y por tanto el consumo de parte de la momia implicaba lógicamente la ingesta de dichas esencias, sus formas de preparación fueron muy variadas, bebedizos, obtenidos a partir de los zumos que destilaba el cadáver mezclados con aloe, también pomadas ,ungüentos y polvos, estas formas farmacéuticas realizadas a partir de la momia, no solo aliviaban las dolencias físicas, si no que facilitaban el acercamiento místico con los Dioses.
En algunas crónicas, encontramos descritas curaciones asombrosas, y aunque en la actualidad se sigue desconociendo su exacta composición no es de descartar que fueran realmente eficaces, en determinadas dolencias, por lo que la demanda fue tal que su uso quedo restringido a los mas pudientes, por su alto coste
Como hemos visto, magia, ciencia, y religión, son la esencia de las creencias del hombre, lo protegen frente a la locura del vacío, del misterio del cosmos, que se nos muestra fascinante y a la vez sobrecogedor, nos hace conscientes de nuestra insignificancia y de nuestra limitación en el tiempo. Las otras realidades vividas, en los sueños, en los desmayos, en la idea misma de la muerte, han hecho que el hombre busque refugio frente al caos de la existencia, a lo largo de la historia en unas realidades trascendentes, que ayuden a superar las incertidumbres de la vida.
La momia es una consecuencia de la cosmovisión Egipcia, y a la vez el eje estructurante de creencias, un puente entre lo divino y lo humano, se convierte en una realidad sacra, sobrenatural, y por tanto los polvos que de ella se extraigan, tienen propiedades curativas porque son la esencia misma de la divinidad
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